Esa chica y yo

27 10 2008

No es mi naturaleza, no es cómo lo planeé y ahí estaba con su olor a vodka, sus besos de puta de ventana y sus manos locas por tocarme. Su lápiz labial en el vaso, su mirada de vampiresa, soy su presa, me olvidé de mis principios y me rendí a mis demonios.

I kissed a girl again, se sintió tan bien que hasta empecé a dudar de mí. Será que después de tanta decepción, ya me volví lesbiana, nop. No es eso, es ella, es su maldita forma de moverse y sus besos despiadados.

La tomé de la mano, en la pista empezó a tocarme las caderas, un chico fuertote se nos acercó (el primero después de una serie de enanos horribles) y me dijo al oído: deja a tu amiga.

Mi otro Yo, estaba listo para emerger y dejarla bailando sola pero ella me retuvo, me miró y luego me dijo: quédate, vamos al baño. La seguí por mi mente pasaron un millón de cosas, todas pornográficas.

Me puso contra la pared, me besó y rompió en llanto. Me congelé, el aire de peligro y seducción se fue al diablo. La miré, le toqué el rostro y le pregunté ¿Qué te pasa?. Sabía la respuesta, en el fondo la sabía, “Tú”.

Miserable, cómo pudiste, te enamoraste de mi, cuando yo solo quería jugar, sí, soy egoísta, salí contigo un par de veces pero no para que te me pegues y te enamores. En eso me dijo “tengo novia y la engaño contigo, no quería hacerte eso” y no aguanté la carcajada, la abracé y le dije “no pasó nada, la quieres mucho”.

Salí del bar con una sonrisa, media botella de vino, las botas bien puestas y con la convicción de no volver a flirtear con una chica que tenga enamorada y con una que no la tenga.


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